viernes, 7 de marzo de 2014

Una nueva melenita: ¡Emilio! (3ra parte)

Saliendo de ver a Jackie a eso de las 7:30 me dijeron que sería  hasta las 9:00 cuando dieran informes a todos los familiares de las pacientes, después de ello los minutos comenzaron a transcurrir y decidí iniciar con la espera, durante la cual avisé a mis familiares que estábamos en el hospital y que en cuanto ocurriera algo se los haría saber. El frío se hacía sentir y mientras trataba de distraerme con el celular la impaciencia aumentaba a medida que el reloj avanzaba,unos instantes después  de esta hora indicada por fin un policía se asomó con una lista en mano y después de formarme en segundo lugar de la fila y dar el nombre de mi paciente escuché la ansiada noticia:

“Jacquelin… ah sí! fue un niño, nació a las 7:57 y pesó 2.960 Kg…
…ambos están bien” 

Me estremecí con una alegría que recorrió mi cuerpo desde mi garra meñique hasta la punta más larga de mi melena  y sentí como se me inundaba el pecho pues el corazón no me era suficiente para tanta felicidad. Tardé un momento en reaccionar y volver a la tierra; y lo primero que pensé en hacer fue rugirle a toda la jungla que mi leona me había dado por hijo a un hermoso cachorro y que en cada rincón se oyera su nombre… ¡¡¡EMILIO!!! 

Decidí darle la gran noticia primero que nadie a la creadora de mis días, quien al momento y con la emoción en cada palabra se los hizo saber de inmediato a mi papá, hermanos, mi sobrina y mi cuñada,  quienes desde siempre acogieron a mi leona, nos llenaron de amor y en todo momento estuvieron al pendiente de los 3; luego a su mamá  y familiares de Jackie quienes se encontraban en camino regresando  de vacaciones; y enseguida por un SMS masivo  a todos y cada uno de los  amig@s y allegados  quienes nos apoyaron y mandaron su buena vibra siempre. Las llamadas y muestras de cariño no se hicieron esperar y tengo un claro recuerdo de cada una en mi mente pero más aún en mi corazón; y junto con ellas lo que más atesoro de ese día son los momentos que viví un poco después…

Podría pasar a visitar a Jackie y a conocer a Emilio a partir de las 11:00 pero tuve que contener un poco mis ansias para realizar más trámites, mientras los llevaba a cabo  en mi mente se mezclaban toda clase de recuerdos desde que conocí a mi leona, mi cabeza se llenaba de nuevos proyectos e  ideas de cómo podría ser nuestro leoncito, trataba de imaginar  su carita junto a la sonrisa de Jackie y me estremecía de solo pensar que no faltaba mucho para reflejarme en su mirada. En mí corazón nuevas ilusiones y sueños se generaban y junto con ello fantaseaba viendo a Emilio “rugiendo y gateando” por toda la casa, llenándonos de alegría y por qué no decirlo, hasta sacándonos de quicio con sus travesuras. 

Así el tiempo pasó relativamente rápido y hasta pasado medio día por fin tuve acceso y me encaminé hacia el encuentro con mis amores. Nuevamente esa alegría me invadió, el pecho se inundó más aún y mis piernas temblorosas aceleraron sus pasos mientras buscaba  el dormitorio en donde estuviera la cama número 123.

Estaban ahí los dos, Jackie que obviamente se notaba cansada pero con esa hermosa sonrisa renovada y una mirada electrizante; y sobre su pecho justo junto a su corazón estaba nuestro bebé dormidito con quien me presentó enseguida...

"Emilio, éste es tu papá mi amor"
  
No puedo describir con palabras lo que sentí al verlo, pero lo resumo diciendo que me sentí el más fuerte y a la vez el ser más frágil ante su belleza y delicadeza, que reafirmé lo que es ser feliz y que en mi vida son contados los momentos que se le puedan comparar al sublime instante en que pude tenerlo en mis brazos y tener la certeza de que es el  tesoro más hermoso que Dios y la vida me han podido otorgar hasta este momento de mi  existencia.

Recuerdo con claridad su carita, su color de piel, su nariz, sus ojitos entreabiertos e hinchados,  sus garritas, su olor… todo;  y también que lo que más me impresionó fue esa gran melenita rebelde  que desde ese día lo ha caracterizado y que es uno de sus rasgos más significativos  hasta hoy y sé también que tanto para mi leona como para mí la que fue una nueva melenita en la selva, para nosotros es la razón más grande para crecer como “leones” y reafirmar lo que somos, pero sobre todo el motivo más bello para saber que la vida ha bendecido nuestro amor con su existencia.



"V"

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