viernes, 7 de marzo de 2014

Una nueva melenita: ¡Emilio! (1ra parte)

La jungla estaba de fiesta y  nosotros con ella, como cada Diciembre esperábamos  la llegada de la Navidad  y un poco después la  del año nuevo; sería la primera vez que disfrutáramos  como matrimonio de estas fechas, y como si hiciera falta algo, el mejor ingrediente  era que estábamos en vísperas de  la ansiada llegada de nuestro cachorro y con ello la consolidación de nuestra FAMILIA. 
Todo eran sonrisas, abrazos, alegría;  el aire estaba plagado de ilusión, y la  fe y esperanza de comenzar junto con el año nuevo  el ciclo más hermoso en el que una pareja puede adentrarse: SER PADRES. 

La navidad  transcurrió sin novedad aunque sí con cierto nerviosismo (que en ocasiones se  me  contagiaba)  por parte de mis familiares que en todo momento cuidaron de mi leona y "nuestra" pancita. Al llegar la  que  era la posible fecha del nacimiento de nuestro leoncito (26 de diciembre de 2012) acudimos a un hospital de la jungla sólo  para enterarnos que todo se reprogramaba para el 6 de enero de 2013, así que se alargó la espera e incluso pudimos bailar alegremente en la celebración del  año nuevo   Y bueno, por qué no decirlo, aparte de seguir comiendo muchísimas cosas riquísimas, también nos seguimos alimentando de ese amor  que sólo la familia puede dar. 

Dormimos  y luego fuimos  a felicitar a nuestros  parientes, justo ese día por la tarde mientras seguían los festejos “E” hizo que su mami tuviera una sensación muy peculiar que nos hizo poner más alertas y emocionados que nunca, Jackie tenía una rara mezcla de cansancio y una sensación que ni ella misma sabía explicar; por  ello regresamos  a casa para descansar y prepararnos (ahora sí) para el ansiado momento. 

A la mañana siguiente mi leona comenzó con pequeñas contracciones las cuales según su intensidad nos decían que  no era tiempo todavía, y a medida que fue avanzando el día éstas también aumentaron en cantidad e intensidad. Al llegar la noche acudimos nuevamente al hospital; para entonces mi mamá y una de mis hermanas  estaban  alistadas también en la entrada del mismo  para ofrecer  ese apoyo y cariño que siempre son  necesarios; sin embargo, después de no mucha espera, un médico nos hizo saber que faltaba mucha dilatación  aún y con ello debíamos acudir hasta las 7:00 hrs. del día siguiente o sólo en caso de presentar sangrado o algún síntoma de riesgo o de trabajo de parto ya que por la temporada vacacional no habría, pediatra, anestesiólogo, ni médico de guardia. (puufff!!!)

Al regresar a  casa las contracciones eran  ya muy intensas; cenamos y nos fuimos a acostar, mis bostezos eran tan enormes como mis ganas de dormir, pero intentaba permanecer despierto para apoyar de algún modo a Jackie, quien agotada y sin poder conciliar el sueño por obvias razones, tuvo la entereza (que sólo una verdadera fiera tiene) para pedirme que me durmiera y que guardara energías para cuando ella realmente necesitara de mi apoyo; ¡y que razón tuvo…!   (continuará) 




"V"

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