miércoles, 11 de junio de 2014

Los primeros pasos de mi bebé, mis primeros como papá


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Hace apenas unos días Emilio, mi pequeño leoncito, dio sus primeros pasos por sí solo, y con ello, además de llenarnos de una inmensa alegría, nos contagió con ese ímpetu de quien descubre una nueva forma de disfrutar la vida y sobre todo de seguir aprendiendo de ella.
Hoy que lo veo reír y gozar  yendo de  un lado para otro sin parar, recuerdo los 2 días del padre anteriores que como tal he pasado: el primero en el que la preocupación por saber cómo estaba dentro de su mamá me quitaba el sueño y otro, el más reciente, en el cual a su lado y al de su mamá con la sonrisa de ambos todo fue armonía y tranquilidad.
Así, remembrando los pasados y deseando que llegue el siguiente, me llega con cierta nostalgia el instante en que lo vi por primera vez. Supe que con su llegada nada sería igual y que, además de “cambiar el olor de mis mañanas”, me daba el más grande motivo para dedicar cada día de mi existencia a buscar nuestra felicidad.
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Cuando repaso todos estos días, me veo al lado de mi leona esforzándome por asimilar los primeros cambios del embarazo y llegan a mi memoria aquellos días cuando Emilio apenas reptaba.
Me veo a mí frustrado por aquellas cosas que por más intentos que realizaba para que mi fiera estuviera de lo mejor durante el embarazo, no me salían bien. Y lo recuerdo a él cuando se cansaba en sus intentos por  gatear.
Veo su primer “solito” y con la misma alegría vuelvo a disfrutar mis pequeños grandes logros como papá primerizo,  más aún nuestro primer cambio de pañal… ¡una verdadera  proeza!
Regreso en el tiempo  cuando sus pasos eran dudosos e imprecisos  y veo al nuevo papá león, con movimientos inseguros al cargar a su cachorro, al cambiarlo de ropita y ya ni mencionar la odisea de bañarlo por primera vez.
Veo a su mamá ayudándolo a levantarse de un tropezón y la siento a mi lado apoyándome cuando cometí algún error o tuve algún descuido; convenciéndome ambos con su actitud de intentarlo otra vez.
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Y cuando lo veo caminar cada vez con más seguridad y vigor, una peculiar sensación me recorre, por un lado me siento feliz por verlo crecer  sin prisas, a su propio ritmo, disfrutando al máximo cada momento; y por otro veo como poco a poco es más independiente y con ello aunque me lleno de orgullo también me deja una extraña necesidad de que en sus próximos hitos pueda  seguir siendo tan necesario para él cómo cuando era más pequeño y yo más inexperto.
Por lo demás, me tranquilizo con saber que seguimos creciendo, por ratos rugiendo y  gateando, sin enseñarlo a caminar sino dejándolo que se desarrolle libremente y  al mismo tiempo aprendiendo de sus pasitos, esos que, aunque diminutos, por cada uno que da yo he de dar cien (o más) como papá para estar a su ritmo.
¿Recuerdas cómo y cuando fueron los primeros pasos de tu(s) hijo(s)?
¿Recuerdas tus primeros pasos como mamá/papá?
¿Cuáles son los "pasos" más importantes que has dado junto a tu(s) hijo(s) y/o tu pareja?
Saludos!
(No dejes de ver  mi siguiente post para seguir festejando el día del padre.)
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Cuidando a mi hijo... ¿de otros niños?


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Como papás debemos estar preparados de algún modo para tolerar algunas situaciones, sin que sea una obligación ser siempre corteses y poner al límite nuestra paciencia. En nuestro caso y tratándose de nuestro cachorro, si hay una situación que nos “prende” es cuando éste recibe por parte de un niño más grande que él jalones, empujones, golpes, pellizcos, o alguna muestra de “cariño” como apretujones de cachetes o todo lo que le llegue a incomodar por ser reiterado, y más nos puede cuando esto es visto como algo normal o una simple travesura.

El resultado de lo que para mí es total descuido e incluso negligencia en la que podemos incurrir como padres se dio hace unos días cuando estando nosotros a menos de 2 metros de distancia nuestro pequeño sin más fue empujado de forma intencional por una sobrina que es casi 3 años mayor que él y se golpeó fuertemente el labio contra el piso, al grado que se le abrió. La escena: mi leona enfurecida hasta el llanto, nuestro cachorro gritando y llorando con su boquita ensangrentada y yo tratando de calmarlos a ambos inútilmente lo que provocó en mí un verdadero “entripado”.
Salimos de casa a calmarnos un poco, al regreso la pequeña ya iba de salida junto con su hermano mayor, (quien sin haber presenciado lo ocurrido dijo que fue un accidente) y su mamá quien sólo atinó a despedirse tímidamente de mí y no sé si por vergüenza o porque consideró que no lo ameritaba, no preguntó por el estado de mi leoncito ni ofreció una disculpa.
nino-violentoNo le daría tanta relevancia a lo que pasó si no fuera por el hecho de que hubo algunos antecedentes con mi sobrina similares a los que ha habido con otro de sus primos…
Las constante en ambos casos: son niños muy inquietos (nada raro) y demandan atención de todos los que están a su alrededor, no piden sino ordenan a los adultos, muestran cierta agresividad o celos hacia otros niños, ya sea porque juegan con alguien más o sientan que les quitan atención, no comparten juguetes e incluso quitan aquellos que no son de ellos.
Lo anterior dio lugar a varios momentos incómodos en los aun estando frente a sus padres o personas mayores que supuestamente se están haciendo cargo de ellos, no reciban ningún tipo de llamada de atención e incluso cuenten con cierta complicidad... “¡Ay, es tremend@ verdad!”, “Ya ves como son los niños”, “compréndelo, nosotros también fuimos niños” y por si fuera poco: “¿Qué estás haciendo?” (a varios metros de distancia, con una voz pasiva o melosa, y mientras siguen platicando o dando la espalda a lo que acontece).
Más que criticar tratamos de entender las circunstancias que como padres pueden llevarnos a este tipo de situaciones para poder evitarlas y/o aprender de ellas, en este sentido lo que hoy día nos preocupa y desconcierta va en las siguientes direcciones:
La principal, ¿cómo reaccionar la próxima vez que coincidamos con la pequeña y/o sus padres? por el enojo que contuvimos, por lo que callamos y por el daño causado a nuestro hijo.
La otra es que tratamos de no generar algún tipo predisposición no sólo hacia esta pequeña, sino hacia algún otro niño que muestre actitudes similares, ¿nos será posible?
¿Cómo intervenir en caso de que se presentara una circunstancia parecida? pues consideramos que nuestro cachorro es aún muy pequeño para defenderse o para poder reaccionar ante este tipo de incidentes, no queremos sobre protegerlo pero tampoco dejarlo a merced de lo que ya comprobamos en un riesgo ahora que empieza a socializar con más niños.
Y la duda final, sabiendo que cada familia es diferente y que es imposible concordar en todo en cuanto a las formas en que criamos y educamos ¿es válido tratar de abrir el diálogo con sus papás o esperar a ver si hay algún cambio después de lo ocurrido? o simplemente dejarlo así,  “marcar nuestra línea” y guardar distancia hacia la forma en la que ellos educan, para tratar de evitar este tipo de incidentes.
Cuéntame...
¿Cómo reaccionarías o has reaccionado ante una situación similar?
¿Los papás podemos corregir o llamarle la atención a otro niño que no sea el nuestro, o debemos dejar que sólo lo hagan sus padres?
¿Qué podemos hacer cómo padres si nuestros hijos son muy pequeños y aún no saben defenderse?
Saludos y gracias por leer.

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Cosas de mamá en la cabeza de papá

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Desde Septiembre del año pasado terminé relación laboral con la empresa para la que trabajaba y la cual me permitía laborar desde casa y a su vez poder estar más al tanto de algunas cosas que suceden tanto con nuestro leoncito, como también con los asuntos de nuestro hogar. Desde entonces, y siempre con el apoyo de algunos de nuestros familiares,  he buscado un nuevo empleo y trabajado de forma eventual, sin embargo la búsqueda ha permanecido sin mucho éxito.
Hace algunos meses, mientras cenábamos, mi fiera hizo una mueca al no estar a gusto con la forma en la que le había quedado un platillo; la verdad es que yo ni siquiera me percaté y aunque intenté calmarla, diciéndole que me encantó el platillo (y miren que así lo fue) y que lo que importa es el amor con el que hace las cosas, no vi que mis palabras disminuyeran en mucho su malestar e incluso después de ello no supe que más decir y de algún modo deseé poder saber qué decir (o qué no) si algo así ocurriera nuevamente o entenderla al menos un poco mejor, y me fue concedido…
Pocas semanas después, Jackie recibió una propuesta por parte de uno de sus hermanos (con quien ya había trabajado antes) para ayudarle a cuidar un pequeño negocio mientras su esposa se recupera del nacimiento de su segundo hijo. Después de platicarlo un buen rato decidimos aceptar.
Una de mis tareas es ayudar a Jackie a abrir el local y acomodar algunas cosas, así como regresar por las tardes y apoyarla en lo que pueda a la hora del cierre; y una vez a la semana acompañarlos a surtir y comprar nueva mercancía, ya sea para cargar cosas o bien entretener a nuestro cachorro, que últimamente es un verdadero torbellino.
Pero ahí apenas inicia todo, después de abrir el local, me dirijo a casa a realizar nuevas búsquedas de vacantes en internet y de camino paso a comprar lo que necesite para hacer la comida. Lo primero que tuve que aprender no fue sólo tratar de calcular con cuánto de cada cosa alcanza para preparar cada platillo sino también a escoger verduras y alimentos frescos. A la par y dada la situación económica en general, hay que “estirar” el dinero y buscar a quienes ofrecen mejores precios u ofertas (sigo sin entender como le hacía mi mamá para darnos de comer con tan poco $$$), mientras camino o hago mis compras no me ha sido raro percatarme de que algunas personas ven con cierta incredulidad cuando le “atino” al calcular el peso que requiero o simplemente cuando sin dudar pido aquello que necesito o comparo calidad.
Ya en casa el aprendizaje ha sido mucho más, hoy día entiendo la importancia de dejar cada utensilio, traste, condimento, botella, etcétera en su lugar y tener organizada la alacena; aunque siempre se acumulan los trastes sucios, sé cuáles debo de lavar de inmediato para evitar que se pegue la grasa o los residuos de alimentos; por fin me di cuenta de que la estufa no se limpia sola y de que vale más tomarme 3 o 5 minutos después de usarla que hora y media para limpiarla ya con cochambre;  yo, el más desordenado, soy quien trata de poner orden a las cosas que ocupamos y a veces dejamos (sobre todo yo) tiradas por las prisas que nos agarran en las mañana y ¡ah! cómo me cuesta.
Ya calculo con cierta exactitud cuánto dura cada botella o bolsa de: detergente, jabón, aceite, papel higiénico, azúcar, agua… y estoy al tanto de lo que va haciendo falta y es más frecuente que se necesite. Y por último, me atreveré a presumir que algo le aprendí a mi mamá de lo riquísimo que cocina y lo he venido mejorando desde que estoy con mi otra gran cocinera, Jackie, y es de lo que más he podido disfrutar no sólo al momento de comer sino de cocinar (hasta aprendí a usar la olla exprés!).
Algo de lo que puedo decir es que hoy día, teniendo en mi cabeza parte de las cosas con las que Jackie ha tenido que lidiar a diario, no me ha hecho pensar ni hacer las cosas como ella, sino a apreciar más que nunca que aunque estoy muy lejos de estar capacitado al 100% para “el trabajo más duro del mundo” lo que me corresponderá siempre es poner mi granito de arena para mejorar mis hábitos y contribuir a que nuestra casa mejore y con ello las labores no se le carguen tanto a mi leona.
Día a día, cada vez que me dirijo con mi mochila llena de trastes con la comida que acabo de preparar, no sólo espero con gran ilusión que les guste a mis amores, sino además me siento muy contento de haber podido entender la mueca y el descontento de Jackie, pues hoy día, aun cuando lo que hago lo puedo llegar a realizar de buena forma, sé que no sólo basta con hacer las cosas bien y con todo el amor y cariño del mundo, sino además es vital preservar siempre esa sensación de poder y querer mejorar cada cosa y con ello hacer lo mismo nosotros como seres, como pareja y por supuesto como padres.
Gracias Jackie, por todos tus cuidados, tu empeño, tu dedicación y tu amor.


¿Alguna vez has atravesado una situación similar junto con tu pareja?
¿Qué cosas o labores del hogar crees que son las que más se nos dificultan a los papás?
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Ocupaciones y preocupaciones de un papá primerizo

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Hace ya  2 años (justo un 11 de mayo) recibí la noticia de que sería papá por  primera vez,  y la verdad es que a la par de la emoción y la inmensa felicidad  vinieron también algunas preocupaciones y dudas sobre la forma en como enfrentaríamos mi leona y yo esta hermosa etapa, y advertí que  de ese momento en adelante este tipo de ideas no dejarían de rondar mi melenuda cabeza, y no me equivoqué. Hoy día nuestro leoncito ya tiene 1 año y 4 meses y  aun cuando he aprendido y domino  varias cosas  respecto al cuidado de  él, no he dejado de ser un papá primerizo y como es de esperarse al estar  en constante  crecimiento y evolución siempre hay nuevos retos, nuevas dudas y nuevas ocupaciones y preocupaciones, a continuación les comparto algunas. (quizá aplican también para aquellos que no son primerizos)
Como les comenté en mi post anterior, derivado  de que estoy desempleado, mi manada y yo entramos en una dinámica diferente en la que yo me hice cargo por algunas semanas principalmente de las labores del hogar, hace algunas semanas Jackie y yo tomamos la decisión de emprender un pequeñísimo negocio y con ello ir tratando de dar un poco de liquidez a nuestros gastos. Y bueno, aun cuando ha sido un poco complicado y cansado el inicio de nuestro proyecto,  éste avanza poco a poco y seguimos con la ilusión de que crezca en lo que encuentro una oportunidad  formal, sin embargo, nuestras actividades han cambiado nuevamente y en este sentido ha habido una situación que pienso continuamente e incluso me preocupa y es la de saber qué tanto pueden llegar a afectar este tipo de cambios a nuestro cachorro; lo que me tranquiliza un poco es que nos hemos ocupado de tratar de estar juntos (los 3) el mayor tiempo posible, observar los cambios y con ello tratar de hacer un poco más llevadera  esta etapa  para Emilio y que la asimile de la mejor forma posible.
Ya en el plano laboral  la preocupación que tengo no es tanto la de conseguir un empleo que me permita  tener un ingreso fijo y suficiente, sino de encontrar una verdadera oportunidad de desarrollo profesional y que ésta interactúe en armonía con mi vida personal y familia, aquí he de confesar que me he “mal acostumbrado” a estar la mayor parte  tiempo con mis amores y eso de alguna manera influye para  descartar aquellos trabajos que exijan mucho tiempo de mi persona.
En cuestiones de salud, desde hace algunos meses algunas personas cercanas a nosotros se han visto afectadas por enfermedades y padecimientos que han requerido incluso de intervenciones quirúrgicas y por ello nos hemos ocupado de tratar de checarnos y prevenir en la medida de lo posible algún tipo de afección o hacer lo propio para disminuir o sanar las que ya nos aquejan, dicho sea de paso, hemos entendido que nuestra salud es la de nuestro leoncito y a mí en lo particular me preocupa que el estrés (derivadas de las situaciones anteriores)  y algunas problemáticas afecten a mi leona o lleguen a trastocar su salud sobre todo en la parte emocional.
Respecto al desarrollo de nuestra “mini fiera”, puedo decir que comienzo a sentirme tranquilo ya que su salud se ha fortalecido y con ello la única dificultad que enfrentamos (y sufrimos :P ) es la de lograr que nuestro pequeño coma mejor y suba un poquitín de peso, ya que teniendo “genes flacos” y aunado a una que otra enfermedad no le había sido posible subir de peso de forma ideal. Por lo demás  no deja de sorprendernos con todo lo que aprende, está a punto de dar sus primeros pasos solito, poco a poco se vuelve  independiente y su lenguaje va en aumento. :) Confiando en que todo siga así, una de nuestras principales preocupaciones es la de saber en qué momento terminar la etapa de lactancia, aunque nos hemos informado estoy casi seguro que la palabra destete causa casi el mismo sentimiento de angustia tanto para Jackie como para mí. :(
Por último una preocupación que cada vez se hace más latente es la de saber qué tan bien estoy/estamos educando y permitiendo el desarrollo de nuestro bebé, qué tan bien fomentamos en él valores y principios;  y de ser así como llegar a seguir preservando todos los anteriores sin que esto se contraponga con la convivencia que debe tener con más niños que al igual que él traen consigo toda una carga familiar la cual puede llegar a provocar ciertos puntos de desencuentro e incluso altercados entre las mamás y los papás sean o no primerizos. (de esto les hablaré mas en mi siguiente post)
Bien dicen que para cada preocupación una ocupación, y por ello en conjunto con Em y Jack tratamos de “combatir” a las primeras manteniéndonos optimistas y de buen ánimo, bien informados y al pendiente de las inquietudes de cada uno de los 3, unidos y en constante comunicación tanto entre nosotros como con nuestros seres más cercanos  y por último manteniendo mucha apertura hacia las necesidades del otro y anteponiendo siempre el respeto  y el amor que nos tenemos.
¿Te suenan conocidas este tipo de inquietudes y preocupaciones, cuáles son las tuyas?
¿Qué tanto conoces las preocupaciones de tu pareja y de tus hijos?
¿Cómo haces/hacen para superarlas?
Comparte tus experiencias  y/o comentarios.

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Nuestro bebé aún no camina, ¡y no nos urge que lo haga!

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Hace algunas semanas, mi leona me platicó algo que le ocurrió mientras jugaba con nuestro cachorrito: un conocido de ella el cual tiene un hijo de la misma edad que el nuestro, (1 año y 3 meses) le había preguntado si aún no caminaba y como Jackie le contestara que no, éste no tardó en presumir de algún modo que el suyo ya lo hacía, y bueno, en aquella ocasión el asunto no pasó de ahí hasta hace unos días cuando al encontrarlo nuevamente (y sin más saludo) lo primero que hizo fue insistir y lanzar nuevamente la pregunta…“¿Todavía no camina?”.
Jackie me comentó que aunque se puso como lo que es, una fiera, sólo se limitó a contestarle “NO, y no me urge que camine”. Sin embargo, ya al contármelo me contagió esa inquietud de no saber muy bien cómo reaccionar ante este tipo de situaciones y más cuando a últimas fechas  son un tanto más recurrentes.
Aún no sé explicar del todo lo que siento cuando ciertas personas (excluyo a los más cercanos a nosotros) nos hacen algún tipo de alusión a cómo debiera estarse desarrollando nuestro hijo (como si en verdad todos lo supieran o hubiese un estándar), pero lo que me queda claro es  que, desde que tenemos a Emilio con nosotros, algo que ha sido primordial es desechar  este tipo de comentarios comparativos y/o preguntas. Pero más importante aún es que hemos aprendido a crecer y desarrollarnos con él sin prisas.
Y sí, al decir que hemos aprendido es porque de varios modos tuvimos que liberarnos de nuestras propias expectativas y dejar que nuestro leoncito decidiera cómo y a qué ritmo crecer, o bien de qué medios valerse para hacerlo.
fular-emiPor poner sólo un ejemplo recuerdo que desde antes que Emilio naciera habíamos decidido que por los beneficios para el bebé y la  mamá  y para el papá utilizaríamos rebozo/fular para cargarlo y bueno, una vez nacido fuimos a conseguir una tela especial y nosotros mismos elaboramos no uno sino dos hermosos fulares.
Yo aprendí cómo hacer algunas variedades de nudos a Jackie o a mí mismo (mejor de lo que lo haría un marinero). Y, al final, nuestro cachorro, después de unas cuantas veces que lo usamos, decidió que no le gustó y terminó utilizándolos como pequeñas almohadas que a veces le  ponemos mientras duerme. Y eso sí, hoy día cuando lo cargamos adquiere algunas posturas especiales con mi leona y otras conmigo, así de simple.
Entendimos que por más que planeáramos, y esto fuera con todo el amor del mundo, debíamos estar muy atentos a lo que a él le gustase o le incomodara y que seríamos 3 los que decidiéramos sobre las cosas que tendría ya fuera para jugar, sentarse, comer, aprender a caminar, dormir… etcétera.
Hoy día puedo decir que comenzamos a tomar con humor las observaciones que nos hacen y a la par nos respaldamos con información confiable y que viene de las personas que nosotros consideramos pertinentes. Asimismo seguimos aprovechando que nuestro pequeñín no camina (¡la que nos espera cuando lo haga!) y padeciendo cuando intentamos jugar y  gatear junto con él (pregúntenselo a nuestras rodillas);  y si me lo preguntaran, la siguiente vez que alguien nos haga algún comentario, cuestionamiento o comparación, diplomáticamente contestaré como mi leona… “aún no camina, y no nos urge que lo haga”  .
Y mientras me retiro en silencio con una gran sonrisa recordaré (aquí viene no papá león sino cuervo) que es un campeón gateador, que tiene una puntería única con cada cosa que lanza (¡ups!), que también baila con un ritmo inigualable. Pero sobre todo que sus sonrisas, sus gestos, sus besos, sus abrazos y las palabras que comienza a pronunciar siempre nos dejan patente que nos ama y que lo más hermoso que podemos hacer es seguir gateando  y creciendo con él, sin prisas.

¿Qué preguntas te incomodan acerca del crecimiento de tu bebé?
¿Qué edad tiene(n) tu(s) hijo(s) y qué es lo que más disfrutas de esa etapa?
Cuéntame cómo respondes o responderías a este tipo de comentarios.


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Privacidad antes, durante y después del parto

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El embarazo es un proceso que implica para la pareja, y más aún para la mujer, una mezcla enorme de cambios, sentimientos y demás factores que la mayoría de las veces son abrumadores; ya hablando del nacimiento, trae consigo otro proceso aún más complejo al que debemos tratar de prepararnos para ofrecer al nuevo bebé las mejores condiciones que le permitan superar este periodo de adaptación a su nueva vida.
Como hombres, sólo podemos imaginarnos una pequeña parte de todas las implicaciones que la maternidad tiene para ustedes, para su organismo y sus emociones; y aunque en muchas ocasiones pareciéramos simples espectadores de lo que ocurre, en otras no somos ajenos a ellas. Si bien nos llega sólo una pequeña parte, puedo decir que también nos pegan y confieso que así mismo nosotros como papás experimentamos ciertos momentos en los que la paternidad parece superarnos, en la que aún con todo lo planeado algo se sale de nuestras manos e incluso perdemos en muchas ocasiones cierto equilibrio, convirtiéndonos en un manojo de emociones, miedos y preocupaciones y así dejemos de disfrutar en cierta medida este hermoso proceso.
Recuerdo que una vez que nuestro embarazo se estabilizó, comenzamos a prepararnos para el gran día, y dichas preocupaciones y dudas se hicieron presentes: ¿Quién nos gustaría que estuviera cerca durante el parto y la recuperación de Jackie? ¿En quiénes podríamos apoyarnos si algo no saliera como lo esperábamos? ¿Qué cosas eran las que deseábamos disfrutar únicamente los 3? ¿Hasta qué punto queríamos que nuestras familias nos apoyaran y hasta cuál que nos dejaran enfrentar solos esta nueva etapa?
En este sentido hubo dos planos súper importantes que tuvimos que “alinear” de algún modo para que en la medida de lo posible aminoráramos o no padeciéramos ciertas situaciones que nos pueden llegar a inquietar, estresar e incluso frustrar como pareja y como padres. Estos dos planos a los que hago referencia son: la pareja misma y todas las decisiones que tomamos como tal, y en segundo lugar los seres queridos (familia y amigos) quienes de muchas formas pueden ser partícipes de este gran suceso.
nestingPara el primer punto supimos que era indispensable delimitar nuestro espacio, y dotarlo de la suficiente privacidad para que sin pena, sin inhibiciones, limitaciones, o preocupaciones pudiéramos seguir externando nuestras inquietudes con toda confianza. Esto era crucial desde antes que llegara nuestro leoncito, y después de su nacimiento nos facilitaría establecer mejores vínculos entre los tres y con ello trascender el periodo de recuperación de Jackie y la adaptación que comenzaría al convivir ya como una nueva familia.
Anticipamos que sería algo un tanto delicado, pero lo decidimos así para tratar de tener desde el inicio las condiciones que más se aproximasen a la forma en que se desarrollaría nuestra vida cotidiana y la convivencia dentro de nuestra casa, buscando siempre la armonía dentro de ésta.
Al mismo tiempo para el segundo punto acordamos que trataríamos de ser tan independientes como nos fuera posible, pero que si llegáramos a necesitar ayuda la solicitaríamos abiertamente. Entendimos que debíamos tener mucho tacto para no herir susceptibilidades, sobre todo con quienes nos más nos habían apoyado y estado cerca; y confiando en el amor y cariño mutuo que nos tenemos les hicimos ver que agradeceríamos siempre cada muestra o intención de ayuda u opinión, pero que al final las decisiones serían tomadas única y exclusivamente por mi leona y por mí. Y del mismo modo, así como entendemos que hay personas que les gusta compartir cada etapa de su embarazo/paternidad, quisimos ser más reservados y dejar sólo para nosotros algunas cosas y compartir en menor cantidad y únicamente a los más allegados y afortunadamente nuestra decisión y nuestra privacidad fueron respetadas.
Así pues, la privacidad tiene un papel vital dentro de nuestro desarrollo como pareja y como papás, y aunque es un derecho, advierto que no siempre es fácil que nos sea dada de forma natural como tal, en tal circunstancia podemos solicitarla y para ello debemos de tratar tener empatía con las demás personas (en el dar está el pedir), siendo respetuosos y tolerantes, siempre anteponiendo el cariño y amor por el otro que al final es el mismo que recibimos.
La privacidad no es (desde mi punto de vista), el tener que encerrarnos y alejarnos de todo y de todos, sino una apertura voluntaria, y más que una barrera puede ser el fortalecimiento de la confianza y de los lazos afectivos, es un acercamiento hacia el otro de forma respetuosa, mediante el diálogo abierto y sin prejuicios. No hay necesidad de cerrar puertas, al contrario, simplemente se dejarán abiertas (un poco más) para aquellos con quien hay mayor grado de confianza y de intimidad; que son quienes a final de cuentas mejor nos conocen y por tanto pueden entendernos un poco mejor.
Hoy día me considero un hombre y un papá muy afortunado, no sólo por la gran esposa y el hermoso hijo que tengo, sino por la gran cantidad de momentos que he podido compartir con ambos desde que nos enteramos de la existencia de nuestro pequeño y más aún después de que pudimos tenerlo ya con nosotros por primera vez. Dentro de estos momentos hay muchos que junto con Jackie hemos decidido compartir con nuestros seres más queridos y amados (otra razón más para sentirme dichoso); y otros más que de algún modo atesoramos los 3 y que forman parte de nuestra historia familiar.
A veces hay que tratar de ser muy flexibles, pues de la misma manera que deseábamos a nuestra manera y tomar nuestras propias decisiones respecto a nuestros hijos, nuestras familias y amigos quieren ser parte de ello por el gran cariño y aprecio, y así sólo nos resta sentirnos bendecidos por tener con quien compartir y confiar en que con el paso del tiempo habrá muchos más momentos que disfrutar en compañía de quienes amamos.

¿Qué momentos atesoras o te gustaría guardar exclusivamente para tu pareja y tu bebé?
¿Qué te gustaría compartir con tus familiares y amigos más allá de la privacidad con tu familia?
Cuéntame tu experiencia y cómo es que estableces o luchas para tener privacidad antes, durante y después de la llegada de tu bebé.
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martes, 25 de marzo de 2014

"Razones para parecerme a mi hijo"

Recuerdo que cuando estábamos “embarazados”  aparte de estar felices, ilusionados, nerviosos, miedosos, dudosos y demás adjetivos, había ciertos días en los que llegaba hasta nuestras melenudas cabezas una interminable mezcla de ideas de cómo podría ser nuestr@ pequeñ@: si sería leoncita o leoncito, si tendría los chinos de Jackie que tanto me encantan, cómo serían sus ojitos, su tono de piel, el color de su cabello, etcétera… y bueno, la vida fue muy generosa con nosotros, pues aparte de desear con todo el corazón que nuestro cachorro llegara sano, ambos deseábamos que de uno u otro modo se pareciera a los dos y nos fue concedido.

Pues bien, ese hermoso día en el que por fin pudimos conocer a nuestro leoncito ya al verlo llegamos a la conclusión (Jackie y yo) de que tenía una melenita casi tan lacia como la mía pero en una abundante cantidad como la de ella, y eso sí, a todas luces una nariz como la de su mami a quien por cierto no le agrada tanto la idea.

Como es de esperarse, siempre que nace un pequeñín se tiene esa inclinación (me incluyo, pues antes lo hacía) a tratar de encontrarle parecido con alguien de la familia, y no basta con que éste sea con mamá y papá, pues se incluyen en las similitudes cualquier tipo rasgo incluso algunos que resultan por demás chistosos… “que si la pestaña de uno o la ceja del otro”.

En nuestro caso, al inicio la balanza estaba muy equilibrada pues se dividían opiniones entre los que aseguraban que se parecía más a ella y viceversa, pero a últimas fechas se ha cargado un poco hacia mi lado, y aunque debo de admitir con toda honestidad que en nada me incomoda y hasta me “esponjo” como pavo real orgulloso cuando alguien dice que nuestro cachorro se parece o que es igualito a mí, también he de confesar que lo tomo con algunas reservas…

Esto último lo comento porque aunque hoy  me siento orgulloso y satisfecho de lo que hasta este momento he evolucionado y/o logrado como papá, también soy consciente de esos pequeños grandes detalles que quiero “pulir”, cambiar, corregir e incluso quitar de mi felina personalidad, (basta preguntarle a Jackie sobre lo desordenado que soy) y por ello me cuesta algo de trabajo asimilar o saber hasta dónde quisiera que mi hijo se parezca  a mí, con esto quiero decir que si bien como hijo y como persona tuve la fortuna de ser criado con mucho amor y de que me fueran inculcados valores, a su vez crecí como toda persona con algunos hábitos, actitudes y una que otra manía que -ya siendo papá- no me gustaría ver reflejadas en mi espejito llamado Emilio.

Como padre hoy quiero aplicar mucho de esa forma en la que fui criado y educado, en la que siempre me fue dada toda libertad de tomar mis propias decisiones y hasta hoy no recuerdo algún tipo de presión o intención de modificar alguno de mis gustos o preferencias.

Abogaré siempre por tratar de que ese pequeño ser que hoy guía nuestras vidas cuente con los elementos que le permitan ir  más allá de esa provisión de genes con la que dotamos a nuestros hijos y la natural influencia que tenemos como padres, que conserve siempre su esencia y sea el responsable y creador de su destino como Ser humano.

Nunca me quejaré de que mi hijo se parezca a mí y siempre estaré contento de que así sea, pero para ser feliz y mejorar como persona, como ser y como papá, hoy lo único que pido es poder parecerme (al menos un poco) a mi leoncito, quien gateando no se detiene ante nada para llegar a donde quiere y se esfuerza por  agarrarse de cualquier cosa para mantenerse en pie, quien no sólo aprende con gran destreza a comer sino nos alimenta cada instante con su alegría, quien sin importar los golpes y caídas vence cada uno de sus miedos y lo intenta cada cosa una y otra vez, quien con cada siesta me enseña a respetar mi cansancio y a perseguir  mis sueños, quien encuentra en el más pequeño objeto la razón para admirar  este mundo y hallar lo simple que es divertirse y ser feliz,   y más aún, quien sin importar lo que acontece a su alrededor siempre tiene una hermosa  sonrisa (¡esa sí que la heredó de mamá!) o una caricia para los que le amamos y con ello mejora  a cada instante nuestra existencia.


Hijo de tigre, pintito; hijo de león…
…que con el tiempo decida él solito.


"V"


Foto: Michael Sharman via photopin cc