viernes, 7 de marzo de 2014

Rugir y gatear


Soy  VicKo un león  que tuvo la dicha de encontrar en su camino a Jackie, una hermosa leona (eso lo dice el zodiaco)  con quien aparte de nuestro signo  y mes de nacimiento y  entre muchas cosas más, comparto una fascinación por estos hermosos mamíferos.

Siempre tan distintos pero tan complementarios, primero como amigos y luego ya como novios  gozamos de una relación plena y llena de amor, por ello  decidimos formar nuestra propia “manada” y  planear una boda que fuera recordada por mucho tiempo en la jungla,  pero sin esperarlo  ciertas situaciones negativas nos hicieron presa del estrés y la presión;  y con ello nuestros sueños, ilusiones y planes se vieron un poco empañados.

Fue entonces cuando de forma por demás inesperada nuestras vidas tomaron un nuevo rumbo: después de ciertas sospechas e incluso miedos de que Jack pudiese estar enferma  por tanto estrés y emociones negativas fuimos llenos de inquietud a salir de dudas con una médico de la selva; explicamos sus malestares y le aclaramos que parte de nuestra preocupación era porque nos cuidábamos para no tener "leoncitos" por el momento, y nos inquietaba que descartando lo anterior pudieran ser complicaciones de salud, nos preguntó si siempre lo habíamos hecho así, y tuvimos que confesar que en una ocasión (sí, una sola) no resistimos y dejamos de lado nuestras precauciones.

Ahora mismo me vienen muchos recuerdos pero los resumiré en la siguiente
frase:


“¡Pues que puntería ‘mijo’, le atinaste...  van a ser papás, muchas felicidades!”


“J” y yo nos abrazamos acompañados de una sensación de bienestar  y  calma momentánea, enseguida  vino  la alegría por saber que se trataba de la bendición de ser papás; después de las indicaciones de la ginecóloga salimos y  ya con lágrimas en los ojos nos besamos y reímos.

Recuerdo también como los planes cambiaron de inmediato, nuestra boda increíblemente pasó a segundo término y todo lo negativo tuvo cada vez menos relevancia, comenzaron nuevos planes (¡y cómo no!),  la emoción nos
invadió  y junto a ella el nerviosismo y por qué no decirlo, también ciertos miedos.

Como leones supimos que algunas cosas iban a tener que esperar, pero en su lugar vendrían otras para las cuales nos teníamos que comenzar a preparar a la de ya,  no era secreto que algunos de esos momentos que comenzaríamos a compartir quizá nos harían “desmelenarnos” pero nuestro amor y esa gran ilusión nos hizo pensar también en que  hasta nosotros llegaba la mejor oportunidad de aprender  un universo de nuevas cosas. Desde entonces la vida tiene un nuevo sentido, el aire de la jungla se respira distinto, nuestros  corazones palpitan a otro ritmo y nuestros pasos desde ese preciso momento comenzaron  a tener una nueva cadencia, el palpitar del  corazón de nuestro primer cachorro…“E”


Por ello teníamos que permanecer en constante evolución, para reaprender a RUGIR y caminar, y para esto último era indudable que teníamos que  comenzar por recuperar la destreza de  GATEAR con la felicidad de cuando nosotros éramos cachorros.

SALUDOS!

“V”


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