martes, 25 de marzo de 2014

"Razones para parecerme a mi hijo"

Recuerdo que cuando estábamos “embarazados”  aparte de estar felices, ilusionados, nerviosos, miedosos, dudosos y demás adjetivos, había ciertos días en los que llegaba hasta nuestras melenudas cabezas una interminable mezcla de ideas de cómo podría ser nuestr@ pequeñ@: si sería leoncita o leoncito, si tendría los chinos de Jackie que tanto me encantan, cómo serían sus ojitos, su tono de piel, el color de su cabello, etcétera… y bueno, la vida fue muy generosa con nosotros, pues aparte de desear con todo el corazón que nuestro cachorro llegara sano, ambos deseábamos que de uno u otro modo se pareciera a los dos y nos fue concedido.

Pues bien, ese hermoso día en el que por fin pudimos conocer a nuestro leoncito ya al verlo llegamos a la conclusión (Jackie y yo) de que tenía una melenita casi tan lacia como la mía pero en una abundante cantidad como la de ella, y eso sí, a todas luces una nariz como la de su mami a quien por cierto no le agrada tanto la idea.

Como es de esperarse, siempre que nace un pequeñín se tiene esa inclinación (me incluyo, pues antes lo hacía) a tratar de encontrarle parecido con alguien de la familia, y no basta con que éste sea con mamá y papá, pues se incluyen en las similitudes cualquier tipo rasgo incluso algunos que resultan por demás chistosos… “que si la pestaña de uno o la ceja del otro”.

En nuestro caso, al inicio la balanza estaba muy equilibrada pues se dividían opiniones entre los que aseguraban que se parecía más a ella y viceversa, pero a últimas fechas se ha cargado un poco hacia mi lado, y aunque debo de admitir con toda honestidad que en nada me incomoda y hasta me “esponjo” como pavo real orgulloso cuando alguien dice que nuestro cachorro se parece o que es igualito a mí, también he de confesar que lo tomo con algunas reservas…

Esto último lo comento porque aunque hoy  me siento orgulloso y satisfecho de lo que hasta este momento he evolucionado y/o logrado como papá, también soy consciente de esos pequeños grandes detalles que quiero “pulir”, cambiar, corregir e incluso quitar de mi felina personalidad, (basta preguntarle a Jackie sobre lo desordenado que soy) y por ello me cuesta algo de trabajo asimilar o saber hasta dónde quisiera que mi hijo se parezca  a mí, con esto quiero decir que si bien como hijo y como persona tuve la fortuna de ser criado con mucho amor y de que me fueran inculcados valores, a su vez crecí como toda persona con algunos hábitos, actitudes y una que otra manía que -ya siendo papá- no me gustaría ver reflejadas en mi espejito llamado Emilio.

Como padre hoy quiero aplicar mucho de esa forma en la que fui criado y educado, en la que siempre me fue dada toda libertad de tomar mis propias decisiones y hasta hoy no recuerdo algún tipo de presión o intención de modificar alguno de mis gustos o preferencias.

Abogaré siempre por tratar de que ese pequeño ser que hoy guía nuestras vidas cuente con los elementos que le permitan ir  más allá de esa provisión de genes con la que dotamos a nuestros hijos y la natural influencia que tenemos como padres, que conserve siempre su esencia y sea el responsable y creador de su destino como Ser humano.

Nunca me quejaré de que mi hijo se parezca a mí y siempre estaré contento de que así sea, pero para ser feliz y mejorar como persona, como ser y como papá, hoy lo único que pido es poder parecerme (al menos un poco) a mi leoncito, quien gateando no se detiene ante nada para llegar a donde quiere y se esfuerza por  agarrarse de cualquier cosa para mantenerse en pie, quien no sólo aprende con gran destreza a comer sino nos alimenta cada instante con su alegría, quien sin importar los golpes y caídas vence cada uno de sus miedos y lo intenta cada cosa una y otra vez, quien con cada siesta me enseña a respetar mi cansancio y a perseguir  mis sueños, quien encuentra en el más pequeño objeto la razón para admirar  este mundo y hallar lo simple que es divertirse y ser feliz,   y más aún, quien sin importar lo que acontece a su alrededor siempre tiene una hermosa  sonrisa (¡esa sí que la heredó de mamá!) o una caricia para los que le amamos y con ello mejora  a cada instante nuestra existencia.


Hijo de tigre, pintito; hijo de león…
…que con el tiempo decida él solito.


"V"


Foto: Michael Sharman via photopin cc

sábado, 8 de marzo de 2014

Soñar despierta

Tómate un pequeño tiempo, detente un fugaz instante; intenta dormir una pequeña siesta en lo ordinario de este mundo y encontrar un gran descanso en tu rutina.



Al despertar de tu letargo ya que estés renovada en la ilusión, espera, no abras tus ojos;crea, gobierna y llena con tu magia el reino de los sueños y la fantasía, procura no olvidar tu pasado logrando al mismo tiempo que éste no entorpezca tu presente y sobretodo considera siempre a futuro que nunca deje de existir aunque sea un pequeño lugar para la oportunidad y la esperanza.





-Se generosa, comparte y dale a todo la posibilidad de Sernavega sin agua y vuela sin alas-


Una vez que el cielo no sostenga más a las estrellas déjalas que iluminen la profundidad del mar de las alternativas, echa un vistazo, pregúntale a los peces de tu curiosidad y si es que no les pareciera tan inmenso permíteles buscar incluso al viento para suspirar y nadar ahora entre las nubes.


Si la luna se sintiese olvidada por la luz antes de que busque el refugio de la oscuridad invita a las flores a que conviden un poco del arcoiris que el despistado sol depositó en ellas y junto a todas permanece alerta para defender con entera convicción tu nueva creación ante la hostilidad de las dudas propias y ajenas 


Como nada es para siempre mientras disfrutas del silencio aduéñate pacientemente de tus miedos y con ayuda de la arena sepúltalos; y por si acaso; deja anclada sobre ellos a la a tristeza y lleva contigo algunas lágrimas para llorar sólo de felicidad; ahora al suave ritmo de la melodía que marca tu corazón abre tus ojos… 


…por fin ha llegado el momento de comenzar en tu nueva realidad y de vivir acompañada de la magia de tu sonrisa; es tiempo de soñar despierta.


Dedicado con todo mi amor y admiración al amor de mi vida que es la mujer de mis sueños: "JACQUELIN"



"V"

viernes, 7 de marzo de 2014

Una nueva melenita: ¡Emilio! (3ra parte)

Saliendo de ver a Jackie a eso de las 7:30 me dijeron que sería  hasta las 9:00 cuando dieran informes a todos los familiares de las pacientes, después de ello los minutos comenzaron a transcurrir y decidí iniciar con la espera, durante la cual avisé a mis familiares que estábamos en el hospital y que en cuanto ocurriera algo se los haría saber. El frío se hacía sentir y mientras trataba de distraerme con el celular la impaciencia aumentaba a medida que el reloj avanzaba,unos instantes después  de esta hora indicada por fin un policía se asomó con una lista en mano y después de formarme en segundo lugar de la fila y dar el nombre de mi paciente escuché la ansiada noticia:

“Jacquelin… ah sí! fue un niño, nació a las 7:57 y pesó 2.960 Kg…
…ambos están bien” 

Me estremecí con una alegría que recorrió mi cuerpo desde mi garra meñique hasta la punta más larga de mi melena  y sentí como se me inundaba el pecho pues el corazón no me era suficiente para tanta felicidad. Tardé un momento en reaccionar y volver a la tierra; y lo primero que pensé en hacer fue rugirle a toda la jungla que mi leona me había dado por hijo a un hermoso cachorro y que en cada rincón se oyera su nombre… ¡¡¡EMILIO!!! 

Decidí darle la gran noticia primero que nadie a la creadora de mis días, quien al momento y con la emoción en cada palabra se los hizo saber de inmediato a mi papá, hermanos, mi sobrina y mi cuñada,  quienes desde siempre acogieron a mi leona, nos llenaron de amor y en todo momento estuvieron al pendiente de los 3; luego a su mamá  y familiares de Jackie quienes se encontraban en camino regresando  de vacaciones; y enseguida por un SMS masivo  a todos y cada uno de los  amig@s y allegados  quienes nos apoyaron y mandaron su buena vibra siempre. Las llamadas y muestras de cariño no se hicieron esperar y tengo un claro recuerdo de cada una en mi mente pero más aún en mi corazón; y junto con ellas lo que más atesoro de ese día son los momentos que viví un poco después…

Podría pasar a visitar a Jackie y a conocer a Emilio a partir de las 11:00 pero tuve que contener un poco mis ansias para realizar más trámites, mientras los llevaba a cabo  en mi mente se mezclaban toda clase de recuerdos desde que conocí a mi leona, mi cabeza se llenaba de nuevos proyectos e  ideas de cómo podría ser nuestro leoncito, trataba de imaginar  su carita junto a la sonrisa de Jackie y me estremecía de solo pensar que no faltaba mucho para reflejarme en su mirada. En mí corazón nuevas ilusiones y sueños se generaban y junto con ello fantaseaba viendo a Emilio “rugiendo y gateando” por toda la casa, llenándonos de alegría y por qué no decirlo, hasta sacándonos de quicio con sus travesuras. 

Así el tiempo pasó relativamente rápido y hasta pasado medio día por fin tuve acceso y me encaminé hacia el encuentro con mis amores. Nuevamente esa alegría me invadió, el pecho se inundó más aún y mis piernas temblorosas aceleraron sus pasos mientras buscaba  el dormitorio en donde estuviera la cama número 123.

Estaban ahí los dos, Jackie que obviamente se notaba cansada pero con esa hermosa sonrisa renovada y una mirada electrizante; y sobre su pecho justo junto a su corazón estaba nuestro bebé dormidito con quien me presentó enseguida...

"Emilio, éste es tu papá mi amor"
  
No puedo describir con palabras lo que sentí al verlo, pero lo resumo diciendo que me sentí el más fuerte y a la vez el ser más frágil ante su belleza y delicadeza, que reafirmé lo que es ser feliz y que en mi vida son contados los momentos que se le puedan comparar al sublime instante en que pude tenerlo en mis brazos y tener la certeza de que es el  tesoro más hermoso que Dios y la vida me han podido otorgar hasta este momento de mi  existencia.

Recuerdo con claridad su carita, su color de piel, su nariz, sus ojitos entreabiertos e hinchados,  sus garritas, su olor… todo;  y también que lo que más me impresionó fue esa gran melenita rebelde  que desde ese día lo ha caracterizado y que es uno de sus rasgos más significativos  hasta hoy y sé también que tanto para mi leona como para mí la que fue una nueva melenita en la selva, para nosotros es la razón más grande para crecer como “leones” y reafirmar lo que somos, pero sobre todo el motivo más bello para saber que la vida ha bendecido nuestro amor con su existencia.



"V"

Una nueva melenita: ¡Emilio! (2da parte)

Con lo poco que dormí (mucho en comparación con mi leona) recargué algo de energía y entre sueños recuerdo haber escuchado los quejidos de ella, quien como pudo pasó la noche. Pasadas  las 5 de la madrugada se levantó al baño y estando medio somnoliento escuché que me llamó…
…era para ver que había arrojado el tapón cervical lo que me hizo tomar una decisión importante: dadas las carencias que había en el hospital al que habíamos acudido era momento del plan B, el cual consistía en tomar un taxi e ir hasta otro hospital que se  encontraba a mucha más distancia que el primero pero en el que sabíamos que había más recursos para la atención de ella y del bebé.

Hasta hoy ella no recuerda casi lo que yo decía y hacía para tratar de llamar su atención y hacerle más llevadero el viaje mientras llegábamos al hospital; y la verdad es que yo estoy  casi igual, a reserva de decir que lo que sí recuerdo es que por primera vez sentí  cierta impotencia por no poder hacer más que estar a su lado y pedirle que apretara “mi garra” con la suya cada vez  que viniera una contracción y sólo puedo decir que jamás me había tomado con tanta fuerza.

Al llegar y entrar al hospital por primera vez me sentí realmente nervioso, había quienes  estaban  en circunstancias similares a las nuestras pero no veía que actuaran o hicieran algo, por ello pregunté en donde nos recibirían y sin importarme si hubieran llegado antes que nosotros rápidamente fui  a hacer los trámites pertinentes, ante las quejas, muecas  y gruñidos de quienes sólo después que pregunté supieron que hacer y a dónde acudir, para mí  la única consigna era que sin importar nada yo debía preguntar, preguntar y preguntar para saber quien nos atendería e informaría sobre el estado de Jackie y “E”,  cuál sería el procedimiento a seguir, y la forma en que (desde afuera) yo pudiera estar más al pendiente de todo lo que ocurriera.  

Después de algunos minutos me informaron  que Jackie entraría a labor de parto y por ello yo debía hacer algunos trámites más como un estudio socioeconómico, firmar una carta responsiva y pasar a recoger su ropa para  así verla por última ocasión antes de que entrara a quirófano. Recuerdo que entre los quejidos e incluso llanto y gritos de las demás mamás que estaban cerca llegué hasta donde mi  leona;  y aunque la vi llena de dolor estaba tranquila seguía conservando su entereza, misma que hizo sentirme también  tranquilo para luego iniciar a una especie de ritual en el cual  nos besamos, nos abrazamos y por último nos dimos una bendición mientras nos decíamos  con el corazón y con nuestra fe depositada en lo más divino de que todo estaría bien y que pronto nos veríamos de nuevo acompañados  por fin de nuestro cachorro… (continuará)



“V”

Una nueva melenita: ¡Emilio! (1ra parte)

La jungla estaba de fiesta y  nosotros con ella, como cada Diciembre esperábamos  la llegada de la Navidad  y un poco después la  del año nuevo; sería la primera vez que disfrutáramos  como matrimonio de estas fechas, y como si hiciera falta algo, el mejor ingrediente  era que estábamos en vísperas de  la ansiada llegada de nuestro cachorro y con ello la consolidación de nuestra FAMILIA. 
Todo eran sonrisas, abrazos, alegría;  el aire estaba plagado de ilusión, y la  fe y esperanza de comenzar junto con el año nuevo  el ciclo más hermoso en el que una pareja puede adentrarse: SER PADRES. 

La navidad  transcurrió sin novedad aunque sí con cierto nerviosismo (que en ocasiones se  me  contagiaba)  por parte de mis familiares que en todo momento cuidaron de mi leona y "nuestra" pancita. Al llegar la  que  era la posible fecha del nacimiento de nuestro leoncito (26 de diciembre de 2012) acudimos a un hospital de la jungla sólo  para enterarnos que todo se reprogramaba para el 6 de enero de 2013, así que se alargó la espera e incluso pudimos bailar alegremente en la celebración del  año nuevo   Y bueno, por qué no decirlo, aparte de seguir comiendo muchísimas cosas riquísimas, también nos seguimos alimentando de ese amor  que sólo la familia puede dar. 

Dormimos  y luego fuimos  a felicitar a nuestros  parientes, justo ese día por la tarde mientras seguían los festejos “E” hizo que su mami tuviera una sensación muy peculiar que nos hizo poner más alertas y emocionados que nunca, Jackie tenía una rara mezcla de cansancio y una sensación que ni ella misma sabía explicar; por  ello regresamos  a casa para descansar y prepararnos (ahora sí) para el ansiado momento. 

A la mañana siguiente mi leona comenzó con pequeñas contracciones las cuales según su intensidad nos decían que  no era tiempo todavía, y a medida que fue avanzando el día éstas también aumentaron en cantidad e intensidad. Al llegar la noche acudimos nuevamente al hospital; para entonces mi mamá y una de mis hermanas  estaban  alistadas también en la entrada del mismo  para ofrecer  ese apoyo y cariño que siempre son  necesarios; sin embargo, después de no mucha espera, un médico nos hizo saber que faltaba mucha dilatación  aún y con ello debíamos acudir hasta las 7:00 hrs. del día siguiente o sólo en caso de presentar sangrado o algún síntoma de riesgo o de trabajo de parto ya que por la temporada vacacional no habría, pediatra, anestesiólogo, ni médico de guardia. (puufff!!!)

Al regresar a  casa las contracciones eran  ya muy intensas; cenamos y nos fuimos a acostar, mis bostezos eran tan enormes como mis ganas de dormir, pero intentaba permanecer despierto para apoyar de algún modo a Jackie, quien agotada y sin poder conciliar el sueño por obvias razones, tuvo la entereza (que sólo una verdadera fiera tiene) para pedirme que me durmiera y que guardara energías para cuando ella realmente necesitara de mi apoyo; ¡y que razón tuvo…!   (continuará) 




"V"

El corazón en cada rugido

Una parte hermosa de la vida es que cuando uno aprende algo, casi de forma inmediata se da cuenta que al menos un par de cosas más son las que se requieren aprender para así dar sentido a la primera y con ello reforzar nuestra experiencia para tratar de dar verdadero significado  y poner en práctica lo aprendido.

“E” nos había dado una verdadera lección de vida pero ya ilusionados con su llegada y convencidos de que todo iría bien era momento de entrar en un proceso de transición el cual nos permitiera llegar lo mejor preparados para el nacimiento de nuestro cachorro.

Jackie y yo tuvimos mucha inquietud en saber que era lo que cómo papás debíamos hacer, varios años antes de conocernos cada uno experimentó cierto acercamiento a la “maternidad/paternidad”, ella con su adorado sobrino y yo con mi amada sobrina. Sin embargo eso no debía bastarnos  ya que  teníamos muy en cuenta  la gran responsabilidad que estaba en “nuestra” pancita y en nuestras manos, era preciso dar pasos seguros y acompañar a éstos de cierta certeza, y esta última creo que sólo se puede dar cuando se tiene  algo de experiencia y más aún cuando se está informado.

Como ya mencioné antes tuve la fortuna de estar trabajando en una modalidad que me permitió estar en casi todo momento junto a mi leona, y pude asistir a todas y cada una de las consultas de control prenatal, los ultrasonidos,  y aparte de esto,  muchos de los momentos que compartimos fueron de largas charlas, de externar nuestras dudas (y dudas de las dudas eh!) e inquietudes y sobre todo de generar nuevas ideas o apreciaciones. La verdad es que no dejo  de sentirme afortunado pero a la vez me cuestiono si las circunstancias hubiesen o en un futuro fueran distintas, (como las que tantos futuros papás y mamás enfrentan) a qué alternativas recurriríamos para tratar de cubrir no sólo en tiempo, sino en calidad de compañía durante ese camino llamado embarazo.

Hoy día sé que tanto Jackie como su felino servidor nos podemos sentir satisfechos de la forma como vivimos y disfrutamos  cada día que compartimos durante el tiempo que estuvimos "E"-mbaraza-DOS, pero no por
ello podemos dejar  de reconocer que si tuviésemos en otro momento la ilusión de la llegada de un segundo leoncit@ tendríamos muchas cosas más nos hubiese gustado hacer, disfrutar, aprender y  mejorar.

Ambos sabemos hoy día que decisiones volveríamos a tomar, que cosas no dejaríamos que ocurrieran o se repitieran  y para cuales otras quizá podríamos tener un
poco más de flexibilidad, sin embargo (y esta es trascendental) las dudas que hoy día aún tenemos ya como padres de un hermoso bebé y aquellas que llegasen a venir con un segundo embarazo son las que nos motivan a tratar de ser mejores, a insistir en aprender cada vez más de nuestros errores y por encima de todo a compartir cada paso lleno de amor y entregar el corazón en cada rugido.



"V"

“E”: la primer enseñanza (2da parte)

Contábamos con 2 meses de embarazo, sabiendo que el primer trimestre era el de más riesgo y sumando las circunstancias en las que  nos encontrábamos desde la desafortunada caída  el panorama era algo desalentador.
Los días comenzaron a pasar a un ritmo raro y cada uno tuvo que verse reflejado en el otro para dar otro sentido a sus pasos.
“J”  se vio forzada  contener su ímpetu y su naturaleza: siempre tan activa y tan ordenada en todas sus actividades tuvo que adquirir esa paciencia y calma que de algún modo me caracterizan para  dejar en mis manos nuestra casa  y conformarse con atiborrarse de libros, revistas, artículos de internet y todo aquello que pudiera representar una distracción para tantos días de sentencia, perdón de reposo.

Por mi parte, yo trabajaba desde casa y todo lo hacía mediante una computadora con internet  de forma virtual, dicho empleo me permitió  enfrentar la situación desde una mejor posición y en algunos casos (lo confieso) mezclar mis tareas del trabajo con las de esposo y futuro papá; y teniendo como distracción los ratos que salía a hacer compras o realizar algún pendiente fuera de casa. Tuve que  poner un poco el orden y el cuidado   característico de mi leona en mis distintas actividades,  de otra manera no sólo  yo me volvería loco, sino ella también.

Estábamos  como “leones enjaulados” nuestra sensibilidad a flor de piel, algo irritables y desesperados por  saber que ocurría con nuestro bebé, cuando él mismo nos ofreció nuestra primera enseñanza, a los 20 días de la caída, Jackie no retuvo alimentos durante un día entero lo que hizo que acudiéramos nuevamente a ver que sucedía.

Viendo el cansancio, la desesperación, la tristeza  e incluso depresión de Jackie, sugerí a la ginecóloga que todo fuera producto de la carga emocional propia del encierro y el reposo, y ella tomándolo como una posibilidad, nos propuso hacer a la brevedad  el ultrasonido planeado para 10 días después  y saber la evolución del
embarazo.  A primera hora del siguiente día acudimos a realizarlo, después de unas horas y ya con el resultado en la mano la doctora sonrió y nos dijo que los cuidados habían dado resultados y que de algún modo debían seguir, pero que podíamos estar tranquilos porque la lesión
en la placenta había sanado, que todo valió la pena.

Hoy día la lección más grande que tenemos de todo lo anterior, es que nada se le comparará nunca a la lucha de nuestro leoncito, quien  siempre de alguna forma, (quizá con vómitos y náuseas) nos trató de decir  desde
adentro que estaba creciendo, que aun siendo tan diminuto libraría tal batalla,  que veríamos su sonrisa, que lo acompañaríamos en sus gateos  y escucharíamos sus rugidos,  porque desde entonces, con todo y su fragilidad ya era una pequeña gran fiera,  quien sin  conocernos aún nos enseñó  que en la vida  siempre hay que luchar por nuestros sueños e ilusiones con el corazón  y por amor, tal y como él lo hizo.

GRRROOOAAARRR!!


"V"


“E”: la primer enseñanza (1ra parte)

Estando “E”-mbaraza-DOS comíamos ansias (aparte de los antojos) de que “E” naciera para
comenzar a enseñarle cada detalle de como rugir y gatear, además de ello parecíamos tener muy en claro que debíamos estar 
dispuestos por encima de todo a aprender de nuestro leoncito, sin embargo la vida nos tenía preparada junto con "E" nuestra primera gran lección si queríamos llegar a ser unos auténtico papás leones.

Junio  15, 2012
 – Eran ya casi 2 semanas de estar instalados en nuestro nuevo hogar, todo era armonía y alegría; y nada parecía ser lo suficientemente grande como para cambiarlo. Era viernes en la madrugada, yo había pedido permiso para ausentarme algunas horas en mi trabajo (del cual hablaré más adelante) para acompañar a mi adorada sobrina “MaFe”,  quien me invitó al rally que con motivo del día del padre habría en su escuela;  sentí que Jackie se levantó al baño, en algunas ocasiones cuando esto sucedía solía acompañarla pero ese día estaba somnoliento y no lo hice, casi para volver a conciliar el sueño escuché un golpe y el grito de Jackie, no supe cómo  salté de la cama y corrí al baño, al llegar encontré a Jackie en el suelo, había resbalado  con un poco de agua que había en él, estaba  muy adolorida aún por el golpe y a la par lloraba muy  agitada y preocupada porque le pudiese ocurrir algo a nuestro bebé ya que cayó de sentón, la revisé y tenía un piquete en un codo que se hizo al caer con un cactus que estaba cerca y bastante dolor en la cadera, tratando de consolarla y tranquilizarla la llevé a la cama, ya no pudimos dormir y en cuanto amaneció salimos hacia el consultorio de la doctora que días antes nos atendió. Al llegar y enterarla de lo sucedido nos mandó a practicarle un ultrasonido urgente para poder darnos un diagnóstico preciso, lo realizaron, pero los resultados/interpretación tardarían varias horas por lo que Jackie me convenció de irme con Mafe y así lo hice, mientras ella se quedaba al cuidado de mi mamá y mi hermana muy cerca de ahí.

Mientras jugaba  y reía con mi sobrina me parecía irónico que al mismo tiempo que festejaba el día del padre mi hijo pudiera correr riesgo, terminó el evento y por fin nos dieron los resultados de los cuales la ginecóloga hizo el siguiente diagnóstico: 

-Desprendimiento de placenta, peligro inminente de aborto; al escuchar esto quedamos helados y el miedo nos invadió, mi semblante debía ser tan desdibujado como el de Jackie pero no podía dejar que el miedo se hiciera pánico y sólo pude abrazarla, no dije nada y escuchamos las indicaciones de la doctora: 

Un mes de tranquilidad y absoluto reposo para Jackie, incluso recomendó que no e bañara diario para  evitar levantarse;  como era también obvio, nada de relaciones sexuales;  analgésicos, inyecciones de “cuerpo amarillo” y la esperanza de que en ese mes no se presentara algún síntoma de riesgo… (continuará) 



“V”

"E"-mbaraza-DOS

Dice una canción que me encanta:  “…a veces hay desencuentro, pero cuando hay un encuentro de dos almas trae luz…” y justamente después de haber extraviado un poco nuestras ilusiones, la noticia de la llegada de nuestro “leoncito” fue la  luz  que  hizo que nos reencontráramos  con todo lo que movía  nuestras almas.

Entendimos que los grandes proyectos siempre vienen acompañados de grandes decisiones y por ello aunque los planes de boda continuarían con renovada alegría,  antes teníamos que atender algo  que se había
hecho aún más prioritario, buscar pronto “nuestro lugar”, y al decir nuestro implicaba que dos fueran los que tomaran decisiones, pero siempre pensando en  lo mejor para tres.


Poco a poco comenzamos a comunicar la noticia a algunos de nuestros familiares y seres queridos; el apoyo por parte de varios de ellos no se hizo esperar, así como las muestras de cariño y también muchas preguntas acerca del  bebé que venía en camino,  y de lo que haríamos durante la espera de su llegada.

Fue aquí cuando “J” y yo acordamos algo que es trascendental en nuestra vida como papás: ambos, Jackie y Vicko estaríamos “E”-mbaraza-DOS, descabellado para algunos, chistoso para otros, para nosotros   simplemente implicó  algunas de las siguientes cosas:

- El nombre de la o el bebé sería “Elisa” en el primer caso o “Emilio” en el segundo  ( fueron algunas horas de búsqueda y negociación, sobre todo para el nombre de niña)

- Decidimos no saber el sexo del bebé hasta su nacimiento y con ello tratar de prepararnos de la mejor forma posible para que  “E” pudiera desarrollarse en un ambiente apto para ambos casos.

- En cuestión de antojos y para que Jackie no se preocupara por subir mucho de peso, acordamos cumplir todos y cada uno con la condición de que VicKo le ayudaría siempre con la mitad, el resultado: dos pancitas felices una con bebé y otra sin. 

- Consentirnos y mimarnos mutuamente, disfrutar de nuestra sexualidad hasta donde la pancita de Jackie nos lo permitiera y tratar de comunicarnos cualquier tipo de inquietud o preocupación.
Durante y después del embarazo las  decisiones siempre van a ser de ambos, conservando apertura hacia las opiniones/consejos  de algunas personas pero al final tomando acuerdos siempre y únicamente los DOS.

Dicho tal cual es simple pero llevarlo a la práctica no siempre resulta sencillo,  este sólo fue el inicio de nuestra gran aventura como papás leones  y si me preguntaran si hay algún secreto les diría que  quizá son muchos, pero por el momento les comparto 2:

- Encontrar un lugar y hacerlo suyo, donde todo lo que ocurra se quede dentro  de él, y sólo si algo no deja de
inquietar o incomodar y si así lo deciden, busquen ayuda fuera de él.

- Se vale rugir, desmelenarse, llorar, pero siempre anteponiendo el amor por  el otro y sabiendo que…


 “Tristeza compartida
es la mitad de la tristeza; alegría compartida es alegría al doble”

Grrrrrooaarrr!!

“V”

Rugir y gatear


Soy  VicKo un león  que tuvo la dicha de encontrar en su camino a Jackie, una hermosa leona (eso lo dice el zodiaco)  con quien aparte de nuestro signo  y mes de nacimiento y  entre muchas cosas más, comparto una fascinación por estos hermosos mamíferos.

Siempre tan distintos pero tan complementarios, primero como amigos y luego ya como novios  gozamos de una relación plena y llena de amor, por ello  decidimos formar nuestra propia “manada” y  planear una boda que fuera recordada por mucho tiempo en la jungla,  pero sin esperarlo  ciertas situaciones negativas nos hicieron presa del estrés y la presión;  y con ello nuestros sueños, ilusiones y planes se vieron un poco empañados.

Fue entonces cuando de forma por demás inesperada nuestras vidas tomaron un nuevo rumbo: después de ciertas sospechas e incluso miedos de que Jack pudiese estar enferma  por tanto estrés y emociones negativas fuimos llenos de inquietud a salir de dudas con una médico de la selva; explicamos sus malestares y le aclaramos que parte de nuestra preocupación era porque nos cuidábamos para no tener "leoncitos" por el momento, y nos inquietaba que descartando lo anterior pudieran ser complicaciones de salud, nos preguntó si siempre lo habíamos hecho así, y tuvimos que confesar que en una ocasión (sí, una sola) no resistimos y dejamos de lado nuestras precauciones.

Ahora mismo me vienen muchos recuerdos pero los resumiré en la siguiente
frase:


“¡Pues que puntería ‘mijo’, le atinaste...  van a ser papás, muchas felicidades!”


“J” y yo nos abrazamos acompañados de una sensación de bienestar  y  calma momentánea, enseguida  vino  la alegría por saber que se trataba de la bendición de ser papás; después de las indicaciones de la ginecóloga salimos y  ya con lágrimas en los ojos nos besamos y reímos.

Recuerdo también como los planes cambiaron de inmediato, nuestra boda increíblemente pasó a segundo término y todo lo negativo tuvo cada vez menos relevancia, comenzaron nuevos planes (¡y cómo no!),  la emoción nos
invadió  y junto a ella el nerviosismo y por qué no decirlo, también ciertos miedos.

Como leones supimos que algunas cosas iban a tener que esperar, pero en su lugar vendrían otras para las cuales nos teníamos que comenzar a preparar a la de ya,  no era secreto que algunos de esos momentos que comenzaríamos a compartir quizá nos harían “desmelenarnos” pero nuestro amor y esa gran ilusión nos hizo pensar también en que  hasta nosotros llegaba la mejor oportunidad de aprender  un universo de nuevas cosas. Desde entonces la vida tiene un nuevo sentido, el aire de la jungla se respira distinto, nuestros  corazones palpitan a otro ritmo y nuestros pasos desde ese preciso momento comenzaron  a tener una nueva cadencia, el palpitar del  corazón de nuestro primer cachorro…“E”


Por ello teníamos que permanecer en constante evolución, para reaprender a RUGIR y caminar, y para esto último era indudable que teníamos que  comenzar por recuperar la destreza de  GATEAR con la felicidad de cuando nosotros éramos cachorros.

SALUDOS!

“V”